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VIERNES SANTO, TIEMPO DE CREER
Una mañana opaca y gris fue la mañana del Viernes Santo, para Jesús la noche anterior fue una noche de horror. De tormentos y humillaciones hubo un derroche y hoy será…, el día de su crucifixión.
Jesús es la humildad misma; no hay queja solo silencio cuando --- con un rostro sudoroso adornado con una corona de espinas, un cuerpo ensangrentado y despojado de su vestidura,--- es paseado entre la multitud; el verdugo haciendo alarde de su poderío sin conciencia se mofa de su fechoría.
Jesús con su cruz a cuestas camino al Monte Calvario va, empezó a recorrer el sendero donde su sentencia se cumplirá. No tiene que pronunciar palabra para ser oído, su humildad se impone y habla por él, sus enemigos empiezan a dudar si aquel hombre sentenciado a morir en la cruz es inocente, se preguntan si su sentencia no ha sido una burda diversión.
Débil su cuerpo desfallece y cae por primera vez, no hay ayuda entre tanta gente, por el contrario, abuchean que se levante; ¿Cómo es posible tanta crueldad, no hay quién se atreva a interceder? Él, que siempre sirvió con tanta solicitud a todo aquel que a él se acercaba, ahora estaba solo, abandonado a la suerte de ser crucificado en una cruz.
Entre gritos y abucheos, Jesús cae por segunda y tercera vez. Su fortaleza enseña que así como él por segunda y tercera vez se levantó, nosotros siguiendo su ejemplo debemos de levantarnos no solamente de unas pocas caídas, si no de todas las que se nos presenten en nuestra vida.
Una vez más la ingratitud del hombre se manifestó en plena magnitud. Pasaron tres largas horas de continua agonía; tres horas de angustia, dolor y llanto. El cielo se ensombreció y la tierra tembló al mismo tiempo que Jesús de Nazaret moría crucificado en la cruz; dejándonos otro ejemplo de humildad, una de sus últimas palabras fueron: “Perdónalos, no saben lo que hacen”.
Hoy es tiempo de creer, hoy es tiempo de perdonar.
Un grano para el Molino
BriznaDpaz (Autor)
Abril 10, 2009
Una mañana opaca y gris fue la mañana del Viernes Santo, para Jesús la noche anterior fue una noche de horror. De tormentos y humillaciones hubo un derroche y hoy será…, el día de su crucifixión.
Jesús es la humildad misma; no hay queja solo silencio cuando --- con un rostro sudoroso adornado con una corona de espinas, un cuerpo ensangrentado y despojado de su vestidura,--- es paseado entre la multitud; el verdugo haciendo alarde de su poderío sin conciencia se mofa de su fechoría.
Jesús con su cruz a cuestas camino al Monte Calvario va, empezó a recorrer el sendero donde su sentencia se cumplirá. No tiene que pronunciar palabra para ser oído, su humildad se impone y habla por él, sus enemigos empiezan a dudar si aquel hombre sentenciado a morir en la cruz es inocente, se preguntan si su sentencia no ha sido una burda diversión.
Débil su cuerpo desfallece y cae por primera vez, no hay ayuda entre tanta gente, por el contrario, abuchean que se levante; ¿Cómo es posible tanta crueldad, no hay quién se atreva a interceder? Él, que siempre sirvió con tanta solicitud a todo aquel que a él se acercaba, ahora estaba solo, abandonado a la suerte de ser crucificado en una cruz.
Entre gritos y abucheos, Jesús cae por segunda y tercera vez. Su fortaleza enseña que así como él por segunda y tercera vez se levantó, nosotros siguiendo su ejemplo debemos de levantarnos no solamente de unas pocas caídas, si no de todas las que se nos presenten en nuestra vida.
Una vez más la ingratitud del hombre se manifestó en plena magnitud. Pasaron tres largas horas de continua agonía; tres horas de angustia, dolor y llanto. El cielo se ensombreció y la tierra tembló al mismo tiempo que Jesús de Nazaret moría crucificado en la cruz; dejándonos otro ejemplo de humildad, una de sus últimas palabras fueron: “Perdónalos, no saben lo que hacen”.
Hoy es tiempo de creer, hoy es tiempo de perdonar.
Un grano para el Molino
BriznaDpaz (Autor)
Abril 10, 2009
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