ABRIEDO LAS PUERTAS DE VERANO
Las flores de los jardines están en su esplendor sin importarles que la primavera en pocos días haya terminado por este año, nos encontraremos con un verano en que de nuevo habrá por aquí y por allá "un romance de verano". La calidez del sol y la frescura de las noches bañadas por la luz de la luna, incitan siempre a vivir un romance en la estación de verano, unos son fugaces pero hay otros que perdurarán por el resto de nuestras vidas.
¿Quién no ha vivido por lo menos en sueños un romance en verano? Creo que en nuestra época de adolescentes ---cuando la locura no mide consecuencia--- es cuando más frecuente lo vivimos; después cuando la cordura frena los impulsos de nuestros actos solamente nos queda observar de lejos a las parejas que sin importarles la mirada de los curiosos, dan rienda suelta a su romanticismo.
Los romances de verano casi siempre se viven en las playas y lugares exóticos y yo me pregunto a que se deberá este fenómeno; ¿Será que el ambiente influye mucho a nuestros sentidos? Es posible que sí. Ya que aún siendo adolescentes no dejamos de tener problemas cotidianos y al estar lejos del ambiente que nos rodea a diario, tenemos más oportunidad de desenvolvernos ampliamente sin que seamos criticados por nuestros actos; hasta nuestros padres se vuelven más condescendientes y en lugar de criticar, alaban nuestras locuras.
Qué bello es disfrutar de unas vacaciones de verano! Qué bello y a la vez melancólico es recordar el tiempo de esas vacaciones! Pero…, qué bello es ver ahora a nuestros hijos disfrutar y gozar de las locuras en verano.
Sin embargo a cualquier época de nuestra vida también se puede renovar el romanticismo con nuestra pareja o con nuestro esposo ---que quizá lo conocimos en una de esas vacaciones de verano---; la edad no impide disfrutar de cualquier estación del año y en especial la de verano, aunque ahora la cordura se imponga a la locura y lo sereno a lo ansioso; aunque ahora nuestro romanticismo no tenga el desatino de esos tiempos, tiene algo mucho más valioso que es "la prudencia y sensatez alcanzada con la madurez de los años vividos".
Espero el nuevo verano que se aproxima con una "tranquila ansiedad." Trataré de disfrutarlo mesclando "ansiedad y tranquilidad, frenesí y prudencia".
Un grano para el molino
BriznaDpaz
Junio 22, 2010
