PALOMA DE PAZ Y AMOR

PALOMA DE PAZ Y AMOR

lunes, diciembre 21, 2009

QUIEN QUIERE.....


QUIEN QUIERE…

Hace un par de días hablaba de "Quién no quisiera, o Cómo quisiera que"; sin embargo hoy me dio la cosquillita de pensar en "QUIEN QUIERE" o sea que yo me pregunto: ¿Quién quiere olvidar haber sido feliz? ¿Quién quiere olvidar un gran amor? Estoy segura que todos contestarían: "NADIE".

La felicidad y el amor son hermanos, caminan de la mano y van siempre por el mismo camino; el amor nos hace felices,--- aunque esa felicidad sea pasajera, dure un segundo o una eternidad--- cuando se tienen o pensamos que los tenemos, de ninguna manera quisiéramos perderlos y mucho menos olvidarlos.

¿Quién quiere olvidar un amor? A esa pregunta tendríamos diversas respuestas y la primera sería otra pregunta: ¿Qué clase de amor? Ya que depende de la clase de amor que fue; unos amores, los buenos, aunque quisiéramos olvidarlos, siempre los llevaremos grabados en el corazón como tatuajes difíciles de borrar, poco hacemos para olvidarlos y por el contrario, resucitamos la felicidad que nos proporcionó cada vez que los recordamos.

Los otros, los que nos trajeron infelicidad, los que recordamos con amargura, los que nos hacen sentir un agridulce en la boca, los que nos hacen sentir rencor; esos se olvidan siempre y después del proceso de un perdón. No podemos volver a sentir amor y por ende ser felices, si abrigamos rencor y odio hacia esa persona que en una ocasión nos hizo sufrir.

Me parece que el sufrimiento es primo hermano de la felicidad y el amor. Aunque sintamos que somos felices, a veces el amor nos hace sufrir y no la persona amada; por ejemplo, sufrimos porque nos sentimos inseguros del amor del otro, imaginamos fantasmas y en especial el terrible fantasma de los celos. Desearíamos que la luna de miel continuara por toda la vida, que tuviéramos la misma atención de los primeros días, etc., etc., creemos que el amor se ha terminado en lugar de pensar que el amor empieza a madurar y por consiguiente vamos a ser felices por mucho tiempo.

Creo que nadie desea olvidar los felices momentos que se han vivido, nadie quiere olvidar de cuando se fue feliz; de cuando amó y fue amado pero todos queremos superar el sufrimiento de los momentos de infelicidad.

Mis letras se pierden en el silencio de esta primera noche de invierno, pienso que de las rosas nacen las espinas, y de las espinas a veces nace el amor. Las rosas como el amor alegran la vida, las espinas causan dolor; así como no hay rosas sin espinas, tampoco existe el amor sin dolor.

Memorias de BriznaDpaz
Diciembre 21, 2009


jueves, diciembre 17, 2009


¿QUIEN NO QUISIERA…..? ¿COMO QUISIERA QUE…?

Hace rato que no tomo un tiempo libre a escribir los pensamientos que revolotean en mi mente, como un torbellino que a veces no me deja respirar a pecho abierto y, que quisiera que no tuvieran ninguna restricción para expresarlos; sin embargo esta mañana no he podido contener ese revoloteo y no quise poner freno a mis dedos ya que si no se mueven de vez en cuando, quedaran paralizados, atrofiados no solamente por el paso del tiempo, sino también por la falta de movimiento.

¿Quién no quisiera…? ¿Cómo quisiera que…? Fueron las preguntas que me hice esta mañana con puntos suspensivos; esos puntos suspensivos se referían a esas tres letras que siempre empiezan una frase a las que acompaña un suplemento de un deseo y quizá el deseo más popular sea:
EL TIEMPO.

¿Por qué el tiempo? Quizás, porque ¿Quién no quisiera retroceder el tiempo?

Quizás, porque es algo que nadie hasta hoy ha podido detener su marcha; una marcha que no importa las inclemencias de la naturaleza, los adelantos y progresos de la ciencia, la pobreza o riqueza de la humanidad, el nacimiento o muerte de algún habitante, etc., etc.; el tiempo sigue su recorrido al compás de un reloj que va marcando los segundos que aún con su lentitud, se van sumando al ciclo de las 24 horas de cada día que cambian de un amanecer a un atardecer, y después…, a un anochecer en cualquier lugar del planeta.

Quizás, porque quién no añora en esta época del año que es de Navidad; el recuerdo de nuestra infancia, de nuestra mente inocente en la que creíamos a ciencia cierta que había un "Niño Dios" o un "Papa Noel" que bajaba de los cielos o por una chimenea a dejarnos esos ansiados juguetes que de antemano habíamos escrito en nuestra lista de deseos. Qué época o qué inocentes éramos!

Ahora en esta Navidad, no creo que haya un niño o niña menor de 5 años de edad, que crea, ---aunque el entusiasmo existe por el "Niño Dios o Papa Noel-----"; que los regalos vienen de alguno de esos protagonistas, la mayoría de los chiquitines saben que los regalos los compramos los padres, abuelos, familiares, etc., que los reciben por tradición navideña y no porque Papa Noel los haya colocado debajo del árbol de Navidad…., mucho menos que crean que Papa Noel se haya comido los pastelillos que dejaron la noche anterior al día de Navidad.

Sin embargo no quiero ser pesimista, todavía es lindo ver la sonrisa de los menores de 5 años y sentir que les quedará en su memoria, en su mente sana, limpia y blanca como la nieve, la creencia que existió un "Niño Dios o un Papa Noel", para así un día en otra época de Navidad se pregunten:
¿Cómo quisiera qué….?

¿Quién no quisiera que los años no hubieran pasado tan rápido y volver a la época de nuestra adolescencia?

Volver a esa etapa de nuestra vida en que la mayoría de nuestros actos estaban asociados a la inmadurez de despertar a un nuevo mundo, de preguntarnos hasta el cansancio de dónde veníamos y el no saber al mismo tiempo a donde nos conducirían nuestros pasos; esos pasos cruciales que marcarían quizá por siempre nuestro destino. Volver a una época en la que hablábamos sin pensar en las consecuencias, tomando los caminos más atrevidos, sin limitaciones y sin pensar que podíamos causar tragedias no solamente sentimentales sino también económicas.

Qué tiempo aquel! Tiempo de Inconsciencia! Tiempo de Rebeldía!

Sin embargo el tiempo no pasa por algo, y aunque añoramos la época de la adolescencia, pocos habremos que quisiéramos volver a repetir los mismos errores; principalmente los que por una u otra circunstancia de la vida, el presente se les haya marcado de una manera negativa y en estos momentos todavía estén pagando las consecuencias de sus actos.

Los años pasan, cada 365 días celebraremos un año que termina y otro por venir y con ello, haremos nuevas promesas, soñaremos con nuevos proyectos y habrá miles de solitarios que tendrán la esperanza de encontrar en un nuevo año: el compañero/a ideal y por qué no…,
EL AMOR.

Quién no quisiera ---- no añorar el tiempo pasado---, De una manera u otra, siempre añoramos los recuerdos de nuestro pasado; pero es mejor decir que hemos aprendido de ese tiempo, que los recuerdos nos han dado sabiduría; saber aprovechar el presente para poner en práctica las lecciones que nos ha enseñado la vida, tratar de comportarnos a la medida y con la dignidad de nuestros años, no pretender actuar como de 20 años si ya hasta pasamos de los 50; aceptar las arrugas que marcan nuestra frente y no llegar a la ridiculez de querer tapar con un dedo la luz del sol.

Aceptar el paso del tiempo y de que no nos hacemos jóvenes sino viejos, requiere de madurez; vernos al espejo cada día sin fastidiarnos por encontrar una nueva arruga en nuestro rostro, requiere aceptar un factor indiscutible; abrir nuestros ojos cada mañana y despertar con alegría, requiere de un agradecimiento a la vida y a Dios, no digamos que requiere, de la paz interior que todo ser necesita para sentirse
FELIZ y vivir EN PAZ consigo mismo y con los demás.

Uno grano para el Molino

BriznaDpaz (Autor)
Diciembre 17, 2009